El iceberg emocional es una de las figuras más importantes a la hora de conocer nuestra personalidad y de cómo afecta esta a nuestro comportamiento. Conociendo el iceberg y cómo funciona, seremos más conscientes del poder que tienen nuestros valores y creencias a la hora de actuar y relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. De esta forma, podremos también trabajar y modificar las partes que queramos para llegar a ser lo que queramos. Expresiones como “me gustaría ser más así, pero no puedo” ya no serán excusa ya que tras esta lectura sabremos qué necesitamos modificar para obtener la actitud buscada.
El iceberg es una metáfora con respecto a cómo somos nosotros mismos, existe una parte más visible que se cuentra en el mismo lugar que nuestro entorno, coincide con nuestra parte consciente y aquí se encuentran nuestros comportamientos y actitudes, aquéllos van a estar determinados por estas útlimas, es decir, si yo tengo una actitud extrovertida realizaré cosas (mi comportamiento será) extrovertidas.
En la línea del mar se encontrarían las habilidades que tenemos que muchas veces se hacen visibles pero que pertenecen más a nuestra parte interna. Esta parte, que es la más compleja, no se ve a simple vista ya que está debajo del agua y corresponde además con nuestra parte inconsciente. Estas habilidades dependen de mis creencias, si pienso que “nunca se me darán bien las matemáticas”, los problemas de cálculo no estarán dentro de las habilidades que creo que manejo.
Conforme vamos bajando al fondo del mar nos adentramos en la parte más inconsciente y que, como veremos, tendrán gran influencia en la forma de comportarnos. En esta zona están las opiniones y las creencias que se han ido instaurando en nuestra personalidad desde que tenemos consciencia. Las opiniones que tenemos sobre lo que nos ocurre casi nunca las tenemos en cuenta ya que cuando nos comportamos, el proceso mental que realizamos es inconsciente y casi automático. Estas están originadas por las creencias: “no sirvo para nada”; “no se me dan bien los números”; “la gente que no conoces puede aportarte mucho”; “para valer la pena como mujer tienes que haber tenido hjos antes de los 35”, etc. Nuestras creencias nos pueden potenciar y empoderar pero también nos pueden limitar y bloquear (como veremos más abajo).
Por debajo de las creencias y como base de nuestra personalidad están nuestros valores, que a lo largo de nuestras vidas han ido cambiando de prioridad y que van a generar nuestras creencias: salud, diversión, mis hijos, el trabajo, honestidad, etc. Pueden ser algunos de los valores que tengamos y que definan nuestra personalidad.
Por debajo de los valores estaría nuestra identidad, es decir, cómo somos realmente. Existe una parte nuestra que no cambia a lo largo de los años, es nuestra parte más auténtica, nuestra esencia que nos hace únicos.
Misión de vida o la parte más trascendental o espiritual, es algo que se encuentra por encima de lo que somos nosotros, hay personas que no la identifican bien no comparten este pensamiento. Sea como sea, es interesante saber que muchos de nosotros podemos tener una misión de vida o un modo de vida que siga a nuestra religión, que definirá nuestra identidad.
Ejemplo
A continuación te presento un ejemplo del iceberg emocional que demuestra cómo los factores que están más al fondo de nuestra personalidad, y por tanto, más en nuestro subconsciente, irán definiendo los puntos que se encuentran por encima: pongamos que mi misión en la vida es ayudar a gente que lo necesita (ya sea porque tenga que ver con mi religión, porque me haya dado cuenta o así lo haya decidido), esto define mi identidad y me hace ser quién soy (aunque pueda ir cambiando diferentes aspectos a lo largo de los años) que se define por ser un ser que prima el ayudar a los más necesitados y que todo lo que aprendo lo oriente hacia esa meta. Esta identidad construye mis valores los cuales se basan en ayuda, humildad, honestidad y caridad. Estos, generan mis creencias (algunas más potenciadoras y otras más limitantes): “todos podemos poner nuestro grano de arena para hacer un mundo mejor”, “necesito el amor y aprobación de los demás para sentir que valgo”, “lo que no conoces puede traer cosas muy intersantes”, etc. Estas a su vez influirán en mis opiniones cuando me pregunten sobre si me gusta mi trabajo, sobre qué hago en mi tiempo libre, sobre si soy feliz en la vida, etc. Mis habilidades dependerán también de mis creencias, al pensar que “todos podemos poner nuestro grano de arena para hacer un mundo mejor” creo que se me da muy bien todo lo que tenga que ver con organizar eventos solidarios; creo firmemente en que se me da bien conocer gente nueva ya que inconscientemente mi creencia de que “lo que no conoces puede traer cosas muy interesantes”. Todo esto va a influenciar y a definir mis actitudes y comportamiento, las creencias definidas anteiormente me harán ser alguien extrovertido que quiere conocer cosas y gente nueva, seguramente viajar; mi necesidad de aprobación aumenta las ganas que tengo de ayudar a la gente y de estar siempre buscando voluntariados y formas de ayudar a los demás. Siempre que veo a alguien en la calle que está pidiendo le doy limosna, y siempre que veo a mis amigos les insisto en cómo aportando muy poco pueden ayudar a mucha gente. Lo que ve la gente es esto último pero lo que está debajo de mi iceberg emocional es todo lo presentado antes que es lo que define mi forma de ser.
Esquema del ejemplo
ACTITUD Y COMPORTAMIENTO
Extrovertido, con ganas de conocer cosas y gente nueva, le gusta viajar, busco voluntariados y formas de ayudar a los demás. Insisito a mis amigos para que ayuden.
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HABILIDADES
– Organizar eventos olidarios
– Conocer gente nueva
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CREENCIAS Y OPINIONES
– “Todos podemos poner nuestro grano de arena para hacer un mundo mejor” – “Necesito el amor y aprobación de los demás para sentir que valgo”
– “Lo que no conoces puede traer cosas muy intersantes”
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VALORES: ayuda, humildad, honestidad y caridad
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IDENTIDAD: orientada a ayudar a los demás
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MISIÓN DE VIDA: ayudar a gente que lo necesita
En este esquema que he realizado vemos bien cómo estos factores van influyendo unos con otros desde lo más incosciente a lo más consciente. Esto es solo un ejemplo, a veces nuestra personalidad puede que no se vea tan clara y haya un mix de cosas pero cuanto más nos demos cuenta de cómo funcionamos internamente más nos conoceremos y sabremos cómo somos y qué necesitamos para ser más felices.
Las creencias como habéis visto van a jugar un papel fundamental en la forma en que nos comportamos, tienen un poder enorme en nuestros pensamientos y, como la mayoría de las veces no somos conscientes de ellas, actuamos sin saber a veces por qué. Lo que más nos interesa en este punto son las creencias limitantes que son las que nos van a alejar de nuestros objetivos. Si quieres saber más sobre este tipo de creencias, técnicas para identificarlas y trabajarlas, lee este post que habla en detalle sobre ellas.
Conocer nuestros valores también es importante ya que esto nos va a decir cuáles son las bases que nos rigen, si quieres una técnica para saber qué valores priman ahora en tu vida consulta este post en el que cuento una herramienta que usamos en coaching para definir los valores del coachee y ver luego que su objetivo está alineado con sus valores.
Hasta aquí, mi explicación sobre el iceberg emocional que además de en el post de creencias limitantes, lo vemos en el de cómo elegir a nuestra pareja ideal que también nos va a yudar para ello. Conocer esto también nos va a ser de ayuda si estamos en un proceso de autoconocimiento y lo combinamos con la técnica del diario emocional. Si quieres compartir tu opinión o tu experiencia en este tema, estaré encantado de leerla en los comentarios de abajo.
Si te ha parecido interesante el Iceberg Emocional, quizás compartiéndolo en tus redes sociales tus amigos también puedan aprender de esto y crecer personalmente como tú 😉
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