Índice de contenidos
Cuando hablamos sobre Inteligencia Emocional interpersonal, es decir, cuando nos relacionamos con otros, uno de los temas imprescindibles a tratar es la asertividad. Es un tema que mucha gente conoce de oídas pero que pocos saben en profundidad: qué es lo que conlleva, las diferentes técnicas para llevarla a cabo, cómo puede cambiar tu vida si la empiezas a usar de forma efectiva, etc. Todo esto lo podrás empezar a aprender si lees este artículo hasta el final ;).
Qué es asertividad
Ya sabéis que no soy mucho de definiciones sino más bien de ejemplos prácticos y útiles, pero cuando la gente define qué es asertividad siempre se escuchan palabras como límites, respeto, mantener relaciones sanas, saber decir que no, críticas constructivas, etc. Para mí la asertividad es una manera de relacionarse con los demás (y también con uno mismo añadiría), en la cual tomo las decisiones que yo quiero y las transmito a los demás, priorizando el respeto por mí mismo y por los demás, es decir, sin dejar que pasen mis límites y sin sobrepasar los de los demás. Existen diferentes técnicas de asertividad que verás si continúas leyendo el post.
¿Por qué he añadido en el significado de asertividad el que también es una relación conmigo mismo? Porque cuando estamos relacionándonos con los demás y llegamos a un punto (digamos) “crítico”, siempre existe un debate interior inconsciente, en el cual decido cómo actuar (si quieres saber más sobre este debate interno y cómo todo las decisiones visita este post). Y en la decisión que tome en este debate también va a influir el cómo me trato yo a mi mismo y lo que pienso yo que puedo o no puedo hacer (o merezco o mejor dicho, pienso que merezco). Así que cuánto más me valore y sea consciente de mis derechos, más fuerzas tendré para aplicar la asertividad con las personas con las que me relaciono.
Si ves este vídeo podrás entender mejor qué es la comunicación asertiva:
Tengo derecho a decir NO sin sentirme culpable
Los Estilos Comunicativos
Cuando hablamos de asertividad tenemos que hablar de los estilos comunicativos. Existen cuatro estilos comunicativos (algunos los llaman tipos de asertividad) que son el agresivo, el pasivo, el manipulativo y el asertivo. Estos cuatro estilos los solemos usar dependiendo de la situación en la que nos encontremos y la gente con la que interactuemos.
A continuación pondremos un ejemplo y cómo podrías comportarte según los 4 diferentes estilos comunicativos: ejemplo: mi pareja ha vuelto a hacer aquello que le he dicho mil veces que detesto y al hacerlo me ha cabreado mucho:
Estilo agresivo: ¡No ves! ¡Siempre estás igual! ¡Es que mira que te lo he dicho mil veces pero tú siempre haces lo mismo y me haces sentir que nunca sirve para nada lo que te digo!
Guau, tenemos una gran cantidad de palabras clave que no se deberían usar cuando queremos ser asertivos como: siempre, nunca, todo, nada, tú me haces sentir. Y el tono de voz y la agresividad en el mismo no ayudarán mucho a que la otra persona nos escuche. Además, estamos usando el «mensaje tú» del tipo «tú me haces sentir» y no los «mensajes yo» que, como veremos en la sección de técnicas de asertividad, son más poderosos porque hablamos desde lo que sentimos.
Estilo pasivo: veo que mi pareja lo ha vuelto a hacer pero no digo nada, pienso que quizás es mucho lo que le estoy pidiendo y que quizás exagero cuando me enfadan estas cosas. Acabo pensando que quizás sea yo el que tiene que cambiar y no ella. Acabo priorizando a mi pareja con respecto a lo que yo quiero o necesito. Aquí el diálogo sería algo como: «anda, he visto que no has hecho lo que te dije, bueno no te preocupes que ya lo hago yo que no me cuesta nada«.
Este estilo se caracteriza en las personas que de pequeños han sido rectificadas de forma severa y autoritaria, haciendo que las emociones primarias de enfados se traduzcan o se tapen bajo una máscara de emoción secundaria de tristeza. Muchas mujeres que han sido educadas con valores de sumisión y de servidumbre, se sienten tristes cuando hay algo que les molesta. Esto es debido a que durante su educación (o educastración) estos enfados no se permitieron expresarse y en su lugar aparecía una tristeza que escondía una rabia contenida.
Estilo manipulativo: ¡anda!, ya he visto que lo que te dije te lo has pasado por ahí y sabes cómo me haces sentir que no lo hagas, así que yo de ti lo haría no vaya a ser que vuelva a hacer esas cosas que tanto te molestan. Además, cuando haces estas cosas, ¡sabes como me pongo y no creo que eso te guste para nada!
Estilo indirecto con muchos mensajes para leer entre líneas, con frases que podrían leerse como amenazas (aunque no siempre son necesarias para manipular) del tipo «si no haces esto atente a las consecuencias«, con un tono muy sarcástico y nada directo. En muchas ocasiones este estilo puede conseguir el objetivo pero hacer que la otra persona se sienta mal ya sea porque se sienta amenazada, por el tono de voz sarcástico o por no conocer realmente cómo te sientes ante esta situación.
Estilo asertivo: Cariño, he visto que has vuelto a hacer aquello que te dije que me molesta. Cuando haces esto yo me siento triste porque es algo que ya te he dicho otras veces y que lo sigues haciendo. Me gustaría que me dijeras si existe alguna forma para que te acuerdes de hacer esto la próxima vez, ya que si lo haces yo me sentiré mucho más feliz, contento y escuchado.
Este estilo usa una estructura (que veremos a continuación en la sección de técnicas) que ayuda a exponer lo que ha ocurrido, cómo me siento y una alternativa sin que la otra persona se pueda poner a la defensiva ni se sienta herida. El interlocutor tiene empatía por la otra persona pero defiende sus derechos. Usando este estilo es muy difícil que la otra persona no responda de buenas formas a lo que le estamos transmitiendo, ya que son todos mensajes objetivos y desde el punto de vista de lo que uno siente y no lo que el otro me hace sentir.
Como vemos en los ejemplos, aunque el asertivo parezca en un primer momento que es el que siempre deberíamos usar, no tiene porque ser así en todas las ocasiones. A veces, dependiendo de lo que queramos obtener y del interlocutor con el que estemos actuando, será más necesario usar un estilo más agresivo o manipulativo. Como siempre decimos en la inteligencia emocional, lo ideal es conocer las diferentes opciones para, en base a ellas, elegir nosotros mismos la que mejor nos convenga. Por ejemplo, si quiero un aumento de sueldo y tengo que hablar con mi jefe, igual necesito usar un estilo más agresivo o manipulativo para obtener ese aumento que estoy buscando y en ese caso, el ser asertivo no me ayudaría. De ahí que, repito, la asertividad no sea siempre la respuesta a todo, es necesario tener esto en cuenta para evitar pensar que esto es la “panacea”. Es otra herramienta que nos sirve para cantidad de cosas pero siempre desde nuestra toma de decisión de que es así como queremos actuar.
Y habiendo visto los estilos comunicativos lo que veremos ahora es cómo usar la asertividad en nuestro día a día y técnicas que nos ayudarán a ello.
Técnicas de asertividad
La asertividad tiene diferentes técnicas que veremos a continuación pero una de las más características es la expresión de algo que me ha molestado, podríamos definirlo como la expresión sana de enfados. Esta técnica tiene una estructura a seguir con una serie de puntos a tener en cuenta que harán que lo que digamos tenga un gran poder en la persona a la que lo estamos diciendo, ya que no podrá excusarse con lo que le digamos ni ponerse a la defensiva.
La estructura es:
- Descripción objetiva de lo ocurrido: aquí tenemos que realizar una descripción de los hechos lo más objetiva posible, evitando en la medida de lo posible meter ningún juicio nuestro ni valoración de lo que ha hecho la otra persona. Importante: estamos juzgando lo que ha ocurrido ahora, así que evitemos las palabras críticas como “siempre”, “nunca”, “todo” y “nada”. Mensajes como “siempre haces lo mismo” no ayudarán a que la otra persona perciba bien lo que le estamos diciendo, además de que con mucha probabilidad podrá ser un mensaje erróneo (¿realmente siempre siempre hace lo mismo?).
- A continuación expresaremos cómo nos sentimos ante esta situación y para ello utilizaremos los MENSAJES YO, es decir, expresaré cómo me siento yo “yo me siento ____”. Evitando por tanto los mensajes de “tú me haces sentir así» y menos uniéndolos con las palabras críticas de antes “siempre me haces sentir así”. Mira la diferencia entre decirte “es que siempre que te digo las cosas, nunca me escuchas y me haces sentir muy mal” a “veo que las últimas veces que te he dicho que recogieras esto he visto que no lo has hecho hasta pasados dos días y al verlo, me siento muy triste porque pienso que no tienes en cuenta mis necesidades”. Creo que se ve de lejos cómo la otra persona podrá percibir uno y otro mensaje. Lo que estamos haciendo también es que la otra persona esté receptiva a escuchar lo que le estamos diciendo. Si usamos el primer mensaje, lo más seguro es que adopte una actitud defensiva que impedirá que escuche lo que le estamos diciendo, y que generará de primeras una excusa u otro enfado por su parte “siempre estás igual, siempres saltas a la mínima, etc.”.
- Ofrecer alternativas: es importante ofrecer otros caminos u otras formas de hacer las cosas y expresar cómo nos harían sentir: si yo ofrezco a la persona con la que estoy hablando otra forma de actuar transmitiéndole cómo me haría sentir eso, tendré más posibilidades de que acepte cambiar su actitud. Ejemplo: “me gustaría / te propongo que la próxima vez en vez de hacer esto que has hecho, hicieras lo que te comento. De esta forma yo me sentiré más tranquilo, más contento, escuchado y al fin y al cabo, más feliz”. Así estamos ofreciendo una alternativa desde algo constructivo y diciendo las consecuencias emocionales (positivas) que tendrían en nosotros. Técnica mucho más efectiva que alguna de las que veíamos antes como la amenaza, el sarcasmo, la pasividad, etc.
Aplicando esta estructura y estando atento a ser lo más objetivo posible, sin meter valoraciones de ningún tipo y expresando las emociones desde lo que siento yo, (sin echárselas en cara a la otra persona ni haciéndole culpable de mi estado de ánimo), podremos expresar lo que ha ocurrido y por qué yo me siento así. Si ya además ofrecemos alternativas y cómo estas nos harían sentir, tenemos muchas más posibilidades de poder afrontar esta situación y llegar a un acuerdo que satisfaga a las dos partes. Si quieres leer en detalle la técnica y todos los puntos a tener en cuenta para la expresión sana de un enfado visita este artículo.
Ahora hablaré sobre dos de las técnicas asertivas más conocidas y las cuáles podemos usar en muchas ocasiones. Si estás interesado en saber más técnicas, mira también en la sección de libros de asertividad un poco más abajo.
Técnica del disco rayado
El objetivo de esta técnica se basa en ser persistente en aquello que queremos, o muchas veces, en lo que no queremos. Esta técnica nos es muy útil cuando queremos rechazar una petición: ya sea de tus amigos insistiendo en salir cuando a ti no te apetece, o cuando alguien quiere vender algo (en este último caso es recomendable usarla junto a la del banco de niebla).
La técnica consiste en repetir la misma frase una y otra vez, independientemente de lo que diga el otro. Es importante que esta frase no sea excesivamente larga y que, diga lo que diga el interlocutor, no dejemos de repetirlo (aunque a veces sus comentarios nos hagan querer «entrar al trapo»).
El tono verbal tiene que ser serio y sin variaciones de volumen y entonación (para que no se nos confunda con un tono de sorna o sarcástico), sonando firmes y convencidos en lo que decimos.
A continuación os presentamos dos ejemplos de asertividad con esta técnica:
Ejemplo 1
– Hoy hemos quedado los del grupo, ¿Te vienes a tomar algo?
– No, gracias, hoy estoy cansado, otro día.
– Venga que van a venir todos y vamos a ir a un sitio nuevo.
– No, gracias, hoy estoy cansado, otro día voy.
– Vamos hombre, no seas rancio que llevamos mucho sin quedar, no me defraudes.
– No, muchas gracias, hoy estoy cansado, otro día quedamos.
– ¡Venga que vas a ser el único que no vengas! Vas a quedar súper mal con estos.
– No, gracias, hoy estoy cansado, otro día de verdad.
– Pues nada soso, nos iremos nosotros, ¡hasta luego!
Ejemplo 2
– Buenos días, estamos ofreciendo la nueva tarifa que aglutina móvil, teléfono fijo e internet.
– No, gracias, no estoy interesado.
– Con esta nueva oferta se ahorraría 50 € al mes y según vemos…
– No estoy interesado, muchas gracias.
– Si tuviera cinco minutos le explicaremos como podrá ahorrarse al mes…
– Muchas gracias pero no estoy interesado.
– Bueno, muchas gracias por su tiempo.
Técnica del banco de niebla
Esta técnica consiste en «torear» al interlocutor que nos está dando una crítica, pero transmitiéndole la idea de que puede tener razón. Usando el banco de niebla, ignoramos los puntos que pueden llevarnos a responderle de forma agresiva. También, al aceptar que existen aspectos en su crítica con las que estamos de acuerdo, llegamos a un punto medio pero sin transmitir que estamos de acuerdo con toda la crítica expresada.
Esta técnica es muy útil en situaciones manipulativas en las que nos increpan cosas que pueden ser mentira para conseguir algo, estas situaciones pueden ser hostiles y, a veces, con ganas de que se genere una trifulca.
El darle la razón a la otra persona, podemos hacerlo de diferentes formas:
- La verdad de la critica: por ejemplo, ante “nunca vienes a casa a comer, estás dejando de lado a tu madre», responder, “tienes razón, ya no voy a casa a comer, pero mi nueva situación familiar no me lo permite».
- La posibilidad de lo que dicen: por ejemplo, ante “menudo inútil, pero ¿cómo has hecho esto tan mal?” responder “ es verdad, a veces podría hacer las cosas de forma más eficaz»
- Las declaraciones lógicas que nos lanzan: por ejemplo, ante “si no pides perdón a tu padre, no querrá saber nada de ti«, responder “puede que tengas razón y no quiera volver a verme, pero todavía no estoy listo para hablar con él»
Ejemplo 1.
La primera personas critica a la segunda por algo en lo que puede tener razón o no, el criticado acepta que pueda tener razón en su primera respuesta y en la segunda le da también razón pero sin entrar al trapo a la crítica ni justificarse ni excusarse.
– «Ya estamos llegando tarde como siempre por tu culpa».
– «Puede que tengas razón».
– «No es que pueda tener razón, es que siempre llegamos tarde a todos lados por ti».
– «Es verdad, siempre llegamos tarde».
Ejemplo 2.
En este caso, la primera persona pide a la segunda algo que esta no quiere dejar. Ante la negativa, la primera intenta manipularla y chantajearla pero la primera usa el blanco de niebla para evitar la confrontación: le da la razón en una parte y le permite la posibilidad de que pueda ser verdad la otra
– «Pedro, ¿me dejas tu coche para un viaje?«.
– «Prefiero no hacerlo tío».
– «Pero bueno, no me puedo creer que seas tan egoísta si yo te lo dejé la última vez».
– «Tienes razón, me lo dejaste la última vez y puede que sea egoísta, pero prefiero no dejártelo»
Sí, esto suena muy fácil pero…
Como siempre, estas técnicas o ejemplos de asertividad hay que llevarlas a la práctica y, en ese trabajo, pueden surgir obstáculos que hagan que esto no salga como esperamos. Por ello voy a darte algunas pautas o indicadores que te ayudarán a que salga lo mejor posible:
- Crear un entorno favorable: siempre que podamos es aconsejable tener el control de las situaciones, por ejemplo, si queremos hablar con algún compañero de trabajo o alguien de nuestra familia. Elegir un lugar en el que sepamos que no nos van a interrumpir y que tanto la otra persona como yo nos vamos a sentir cómodos, facilitará que no surjan interrupciones de ningún tipo y que los dos nos encontremos suficientemente a gusto como para tratar el tema. Si tengo que hablar con un compañero de trabajo, seguro que sé la mejor hora para hacerlo y puedo meterle en algún despacho o sala para estar tranquilos. Si quiero hablar de algo con mi pareja, seguro que cuando hayas dormido a tus hijos será un buen momento para los dos para hablar estas cosas, y no cuando estéis dándoles de cenar, momento en el que podrán surgir más interrupciones.
- Estado de ánimo: igual o más importante que el entorno donde vayas a tratar el tema, es el estado de ánimo en el que os encontréis las dos personas. En el caso de la otra persona si veo que se encuentra en un momento emocionalmente difícil o inestable, podré tomar la decisión de hablarlo en otro momento más adecuado para ella. En cambio si soy yo el que no se encuentra en su mejor estado emocional, quizás pueda buscar la manera de darme lo que necesito para estar en el estado emocional buscado. Quizás necesito respirar profundamente, o hablar antes con otra persona, o darme un baño tranquilo, o ir a que me dé un poco el aire, o esperar uno o dos días…
- Escucha activa: la escucha activa por nuestra parte será muy importante para hacer sentir a la otra persona que nos importa su opinión. También para nosotros lo será para conocer las razones por las que ha actuado de esa forma y encontrar la mejor solución entre los dos ante lo que puede ser un problema.
- Práctica, práctica y práctica: teniendo estos tres factores controlados, lo que nos hará ir dominando las técnicas de asertividad será la práctica, por ello el practicar con diferentes personas en diferentes ámbitos nos hará ir perfeccionando estas técnicas así como gestionar los posibles contratiempos con los que nos podamos encontrar.
Cómo aplicar la asertividad en mi día a día
Como siempre la teoría o los conceptos son muy fáciles, pero la práctica a veces suele ser más complicada… De ahí que el proceso que yo aconsejo para hacer de la asertividad, más que una práctica o técnica, un modo de vida, es pasito a pasito: seguro que leyendo los ejemplos te han aparecido situaciones diarias con gente de tu familia, trabajo o amigos en las que has dicho “joe, es que esto podría usarlo con fulanito”. Pues eso es precisamente lo que quiero que hagas, que cojas solo una única técnica (disco rayado por ejemplo) y la pruebes una sola vez con esa persona y en esa situación que sabes que casi seguro vas a poder aplicarla. Cuando la apliques quiero que apuntes en tu diario emocional, cómo ha sido esa situación. Quizás fue igual y no te atreviste a usar la técnica, quizás la usaste pero no pudiste contestar a la respuesta que te dio la persona, quizás usaste la técnica y obtuviste unos resultados espectaculares que te hicieron sentir confianza en ti, sentiste que te respetabas y que ponías límites hacia la otra persona. Es importante que dejes escrito el resultado que obtuviste y qué sentiste, tanto físicamente (en tu cuerpo) como emocionalmente.
Si no obtuviste lo que querías analiza qué ocurrió y piensa qué necesitas para poder realizarlo como querías. Si en cambio, salió como esperabas intenta aplicarlo en otra situación o coge otra técnica y aplícala con otras personas. De este modo adquiriendo estas técnicas a tu forma de expresarte y probándolas pasito a pasito, irás de forma gradual adaptándolas a tu forma de ser y viviendo la vida que quieres.
Resultados de aplicar la asertividad en tu vida diaria
Lo primero de todo sentirás que te estás cuidando y respetando, y eso se traducirá en un aumento de tu autoestima y de tu autoaceptación.
Consecuentemente empezarás a sentir que empiezas a tener el control de tu vida y de las cosas que te rodean, que tienes la fuerza y el poder de elegir y de hacer lo que quieras, sin importar lo que piense la gente. Porque además, con las herramientas que has aprendido e interiorizado, te sentirás con la seguridad de poder expresar cualquier cosa sin herir al otro.
El día en que empiezas a usar la asertividad con tu familia, haces que los miembros de la misma sepan cómo te sientes tú ante ciertas situaciones que te gustan y otras que no te gustan tanto, y ofreces alternativas para que las cosas vayan mejor. Este punto es ciertamente importante en las parejas y especialmente las parejas que están empezando a conocerse o a convivir, el generar entornos o métodos que faciliten la expresión de lo que nos molesta desde lo que yo siento, ofreciendo alternativas, va construyendo unos buenos cimientos para una sana relación. Cuando empiezas a integrar la asertividad en el trabajo eres capaz de marcar límites cuando compañeros tuyos intentan aprovecharse de ti. Cuando usas la asertividad al comprar o devolver algo, consigues hacer la compra o la devolución que querías sin sentir que se están aprovechando de ti. Cuando empiezas a ser asertivo con tus amigos puedes elegir los planos que te apetecen y decir NO a los que, por la razón que sea, no quieres ir.
Desde aquí, yo te invito a a que desde mañana empieces a usar la asertividad en pequeños momentos en los que te sientes cómodo para hacerlo, Y así, poco a poco, usándola en otras ocasiones y viendo sus resultados, verás que en muchas de ellas esto te abrirá las puertas hacia unas experiencias y emociones desconocidas hasta ese momento.
Libros para trabajar la asertividad
Existen diferentes libros que hablan de comunicación asertiva y te enseñan técnicas para poder usar en tu día día. A continuación te mostraré una lista de algunos que conozco yo y que recomiendo:
Este fue el primer libro que leí sobre la asertividad y que casualmente cuando fui a buscarlo me di cuenta que ya lo tenía mi madre. En este libro Olga Castañer nos presenta en primer lugar la teoría obre qué es la asertividad y de qué forma está relacionada con nuestra autoestima. En una segunda parte presenta diferentes técnicas, ejemplos y situaciones en los que te enseña a usarla.
La Asertividad: Expresión de una Sana Autoestima. Olga Castayner
Existen dos libros muy parecidos en título y estructura con una orientación un poco más americana que el de Olga Castayner y con algún ejemplo más:
Cuando digo no, me siento culpable
Cómo decir no sin sentirse culpable
Existen muchos más pero con uno de estos valdría para conocer todo este mundo a fondo y sobre todo, tener ejemplos y técnicas específicas que poder trasladar a tu vida diaria.
Los derechos asertivos
Existe una lista de derechos asertivos que nos pueden ayudar a ser más conscientes de a lo que, como personas, tenemos derecho. A continuación os presento esta lista comentando cada uno de los derechos:
- Derecho a ser tratado con respeto y dignidad. Creo que esta frase requiere poca explicación, toda persona tiene derecho a ser tratada con respeto. Ya sea tu jefe, tu padre, tu pareja, o un vendedor, el que se esté dirigiendo a ti.
- Derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones. Cada uno tiene derecho a tener unos sentimientos propios y unas opiniones que pueden diferir de las de los demás, pero eso no quiere decir que por ello tenga que ser tratados de forma diferente o de forma negativa.
- Derecho a ser escuchado y tomado en serio. Todos tenemos el derecho a ser escuchados y por tanto que nuestras ideas se tomen en serio. Otro tema es que luego se decida hacer otra cosa pero habiéndose tomado en cuenta nuestra opinión. Esto es relevante en las parejas donde parece que solo uno toma las decisiones, o en equipos de trabajo o grupos de amigos en los que a veces hay personas que no se las tiene mucho en cuenta.
- Derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones. Y si no quiero ir al plan de esta noche no pasa nada, y si prefiero quedarme en casa viendo la tele antes de quedar con ciertas personas, adelante. Tengo derecho a priorizar lo que necesito y a tomar, en base a ello, las decisiones que yo considere adecuadas. Este mensaje es muy importante a la hora de relacionarse con mis amigos o mi familia, ¿cuántas veces has asistido a planes a los que no te apetecía ir? Ya claro dirás, pero es que con mi familia tengo que ir sí o sí. Por supuesto, entonces te invito a que leas este post donde hablo sobre los factores que tienes en cuenta cuando tomas decisiones.
- Derecho a decir “NO” sin sentirme culpable. ¡Importantísimo! Grabémonoslo a fuego. Tengo derecho a decir que no y sentirme tranquilo y en paz conmigo mismo sin sentir que estoy defraudando a alguien o que debería ir o hacer tal cosa. Aquí es interesante conocer los estilos comunicativos de los que hablábamos antes y en especial el estilo manipulativo, en el cual se mueven tan bien esos amigos que tenemos que cada vez que decimos que no, empiezan la retaila para hacernos sentir mal por no asistir, o ese familiar que también nos llama haciéndose la víctima por no haber acudido a la comida o cena.
- Derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir “no”. Exacto, si nosotros tenemos derecho a decir que no, las personas con las que nos relacionamos también. Y eso también tenemos que tenerlo bien claro para tolerar esa frustración que puede aparecer en esos momentos en que nos niegan algo que estábamos esperando… Aun así, tenemos derecho a perdir lo que queramos o nos apetezca. Aquí añadiría “siempre y cuando no sea malo para ninguna otra persona”, es decir, que si es una petición en la que nadie se va a sentir mal, estás en todo tu derecho.
- Derecho a cambiar. Seguramente, si estás en un proceso de cambio y de mejora personal, habrá mucha gente (ojo con el estilo manipulativo de nuevo) que diga cosas como “¡uy pero si tú antes no eras así!”, “¡cómo has cambiado!”, etc. Con algún tonillo que nos pueda molestar. A pesar de ello, tenemos derecho a cambiar si así lo consideramos, además yo aquí también añadiría que tenemos derecho a cambiar y a no justificarnos por ello.
- Derecho a cometer errores. Todo el mundo comete errores, podemos hacer que eso nos haga sentir peor, o aprender de ellos. Sea el caso que sea, tenemos derecho a cometerlos y que eso no nos haga sentir mal.
- Derecho a hacer menos de lo que soy capaz de hacer. Cuidado con nuestro “monstruito” exigente cuando vamos a hacer algo pero decidimos no dar todo lo que podemos. Allá cada cual con las consecuencias, pero podemos decidir en cualquier momento hacer menos de lo que somos capaces de hacer, sin por ello sentirnos culpables.
- Derecho a pedir información y a ser informado. ¿No te recuerda a alguna ocasión en la que has pedido información y por el caso que sea te la han negado? Bueno pues todo el mundo tiene derecho a pedir información y a que esta sea dada.
- Derecho a obtener aquello por lo que pagué. Muy relacionado cuando vamos a comprar algo o cuando vamos a devolverlo o a reclamar algo. Cuando yo compro algo, tengo derecho a recibir exactamente eso que he pagado y si el producto o servicio no cumple todas las características o condiciones estoy en mi derecho de reclamar.
- Derecho a decidir no ser asertivo. Porque sí y porque me da la gana. Puedo ser no asertivo como comentábamos anteriormente. A veces no será el estilo que necesite para comunicarme de forma más eficaz, otras estaré harto de todo y necesitaré expresar mi enfado de forma no tan sana. Ya sabemos qué puede pasar pero lo importante es saber que tenemos derecho a no ser asertivos sin justificación alguna.
- Derecho a ser independiente. Tengo derecho a no depender de los demás, económica, profesional y personalmente. Y si a alguien le molesta quizás debería ver él por qué o tratar de preguntarle.
- Derecho a decidir qué hacer con mis propiedades, cuerpo, tiempo…, mientras no viole los derechos de otras personas. Si algo es mío, puedo hacer con ello lo que quiera, siempre por supuesto que no se haga daño a nadie.
- Derecho a tener éxito. A simple vista puede parecer una chorrada a algunos pero hay gente que piensa que no tiene derecho a tener éxito o que no debería triunfar en la vida. Hay otras personas que se sienten culpables cuando les va muy bien o consiguen logros a nivel profesional y personal. Pues bien que sepas que tienes derecho a todo eso y a más.
- Derecho a gozar y disfrutar. A pasarlo bien, a reir, a divertirte, a saltar, a mancharte, a gritar… Tienes derecho a disfrutar de la vida y yo añadiría que más que un derecho es una obligación.
- Derecho a mi descanso, aislamiento. Tienes derecho también a tener tu espacio y tus tiempos de soledad, a mis ratitos que son solo míos… Los cuales (aunque tengas familia o pareja) no son incompatibles y son muy sanos para estar bien contigo y con ellos.
- Derecho a superarme, aun superando a los demás. Muy relacionado con lo de tener éxito, tengo derecho a ser mejor persona, a ser una mejor versión de mí mismo y si en ese camino supero los demás, siempre y cuando no les haga daño, puedo hacerlo sintiéndome perfectamente bien conmigo mismo.
- Derecho a realizar cualquier cosa (ajena a la lógica y la razón), mientras no viole los derechos de los demás. Tengo derecho a saltar en los charcos llenos de barro, tengo derecho a bañarme con ropa, tengo derecho a hacer la croqueta en la arena después de haberme bañado, tengo derecho a hacer cualquier “locura” que parezca siempre y cuando no haga mal a nadie. Hay gente que tiene demasiado interiorizado su “yo paternal” y le impide hacer ciertas cosas porque “no se deben hacer”, cuando en realidad su niño interior se lo está pidiendo a gritos. Aquí no estoy diciendo que haya que ir como loco por la vida, sino que sepas que puedes hacer ciertas cosas que a lo mejor hasta ahora no te has permitido, debido a alguna creencia limitante que tengas por ahí.
«Si sacrificamos nuestros derechos con frecuencia, estamos enseñando a los demás a aprovecharse de nosotros.» P. Jakubowski
Esta frase resume estos derechos asertivos y es que si nosotros somos los primeros que no nos respetamos y no somos conscientes de nuestros derechos, estaremos enseñando (aunque sea de forma inconsciente o o indirecta) a los demás, a traspasarlos.
Descargar los derechos asertivos en pdf
Y tras haber leído los derechos me gustaría que te imprimieses los derechos asertivos (ahora mismo) y que los cuelgues en tu habitación, en tu baño, en tu puesto de trabajo, o ¡en todos ellos! para que seas consciente de ellos y los apliques con tu actitud en tu día a día.
Y después de haber leído y aprendido tanto sobre la asertividad, me encantaría que compartieras en los comentarios de aquí abajo lo que piensas, tus experiencias, si has probado lo que comento en el artículo, si has visto cambios en tu vida y lo que han significado para ti, o cualquier cosa que te apetezca con referencia a la asertividad 😉
Si te ha gustado este artículo sobre la asertividad, te invito a compartirlo en tus redes sociales. Sería también un bonito gesto para agradecer lo que acabas de leer 😉
4 Respuestas
Kybelita
Me encantó el artículo!!!
David Gómez
¡¡Muchas gracias!! Un placer 😉
Ana Juarez
Muchas gracias! he aprendido mucho de este articulo y me esforzare mucho para ponerlo en practica, que me hace falta…
David Gómez
Gracias por tu comentario Ana. Mucho ánimo con esa puesta en práctica. No hay mejor manera de aprender que practicarlo. No te metas prisa, haz un poquito cada vez y verás como se va instaurando en tu forma de actuar y mejora mucho tu vida social y tu autoestima 🙂