Cuando hablamos sobre Educación Emocional, todos los padres querrían que sus hijos les hicieran caso, sin tener que llegar a un enfado, a un tono más alto que otro, ni que nuestro hijo acabe haciendo lo que le decimos “a malas”. Con la técnica que os presenteo en este post, la gran mayoría de los mensajes que les des a tus hijos a partir de ahora, tendrán mayor probabilidad de que se cumplan. Cuando quieres que tu hijo no grite, que esté tranquilo, que no manche la mesa, que no pegue a su hermano, etc. A veces, como comentaba antes, se nos hace imposible el transmitirle estos mensajes, ya que al final acaba haciendo lo que él quiere y no sabemos cómo ponerle solución a ello. A continuación os voy a dar un consejo que aprendí en uno de los cursos de Inteligencia Emocional que tiene que ver con cómo nuestro cerebro asimila los mensajes que le comunicamos.
Los mensajes NO y cómo son percibidos por nuestro cerebro
¿Qué pasa si yo te digo que NO pienses en tu madre? Inmediatamente tu cerebro pensará en tu madre, y es que a nivel neurolingüístico, nuestro cerebro no diferencia la palabra NO con su significado, es decir, cuando le decimos que NO a algo, no procesa ese NO con el significado que nosotros queremos. El cerebro procesa el mensaje que sigue a ese NO sin hacer mucho caso a esa partícula negativa, por ello, cada vez que decimos a nuestros hijos algún mensaje que comienza con NO, nuestros hijos procesan el mensaje siguiente. Si les decimos “NO te ensucies mucho pintando”, ellos procesan “ensuciarse pintando”, si les decimos “NO pegues a tu hermano”, ellos entienden “pegar a tu hermano”. De ahí que sea tan difícil conseguir que no hagan lo que les pedimos si usamos estas expresiones.
¿La solución? Cambiar el tipo de mensajes por mensajes positivos, si suprimimos los mensajes que empezaban con el NO y los cambiamos por mensajes que digan lo mismo pero enfocándonos en lo que SÍ queremos que hagan, nuestros hijos procesarán el mensaje correcto y habrá muchas más posibilidades de que cumplan con lo que les pedimos. Los mensajes de antes cambiarán por tanto así: el de “NO te ensucies mucho pintando” podríamos cambiarlo al de “a ver si mantienes la ropa limpia cuando estés pintando” o el mensaje de “NO pegues a tu hermano” podría cambiar a “pórtate bien con tu hermano”, “juega con él”, “dale cariño a tu hermano”, etc.
Este cambio de chip de los mensajes NO por los mensajes en positivo significa un antes y un después para muchos padres que, hablando ahora de esta forma a sus hijos, consiguen que estos hagan muchas más cosas que antes.
Por supuesto que esto es una técnica y no es la panacea ni siempre va a funcionar, los niños no dejan de ser niños, pero el cambiar la forma de expresarnos y usar este tipo de mensajes cambiará la percepción del mensaje que damos a nuestros hijos y seguro veréis resultados.
Os invito a probar esto y ver si se producen cambios en sus comportamientos y conseguís que hagan lo que queréis sin tener que llegar al enfado o a los gritos.
Esta idea como podréis ver en el post de las 8 Frases para mejorar tu Inteligencia Emocional, también sirve para los mensajes que nos damos a nosotros mismos y a la forma en que nos hablamos. Si cambiamos a hablarnos más positivamente veréis que nuestra autoestima aumentará.
Por favor, compartid con nosotros en los comentarios de abajo si habéis probado esta técnica y si ha funcionado o no con vuestros hijos, otros consejos que quizás puedan venir también bien, lo que queráis.
Si te ha gustado este artículo y crees que a otros padres podrían interesarles esta técnica, comparte el artículo en tus redes sociales. Sería también una bonita forma de agradecerme el trabajo realizado 🙂
Dejar una opinión